Ginebra, 6 may (EFE).- Condicionantes sociales como la falta de vivienda, de educación o de buenas oportunidades laborales a menudo son causas más determinantes de una mala salud que los factores genéticos o sanitarios, advierte un estudio publicado este martes por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esos factores sociales pueden tener como consecuencia una menor esperanza de vida, incluso dentro de un mismo país, subraya el estudio.
La diferencia entre los países con mayor esperanza de vida (países de altos ingresos como Japón o Suiza) y los que están en lo más bajo del indicador (naciones de bajas rentas como Chad o República Centroafricana) es todavía de 33 años, recuerda la OMS.
Incluso dentro de un mismo país pueden advertirse estas diferencias, señala el estudio, recordando que por ejemplo en Japón los hombres de las regiones menos desarrolladas tienen una esperanza de vida dos años y medio menor que en las zonas más ricas.
"Miles de millones de personas sufren un mayor riesgo de enfermedad y muerte por las condiciones en las que han nacido o el grupo social al que pertenecen", lamentó al presentarse el estudio el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien aseguró que esta situación puede y debe mejorar.
"La desigualdad sanitaria no es un accidente, es consecuencia de la forma en la que la sociedad distribuye recursos y oportunidades", añadió.
Otros ejemplos mostrados por el estudio señalan que en naciones europeas como Hungría, Eslovaquia o Polonia hay brechas en la esperanza de vida de hasta 10 años entre las personas con mayores y menores niveles de educación.
El estudio también subraya la desigualdad sanitaria de comunidades discriminadas como los pueblos indígenas, cuya esperanza de vida es menor tanto en países desarrollados como en desarrollo: la brecha es de 12,5 años entre los inuit y el resto de población en Canadá, o de 10 años entre aborígenes y la media australiana.
Otra minoría étnica, los romaníes, tienen una esperanza de vida entre cinco y 20 años menor que la de la población general en Europa, según cifras de la Comisión Europea citadas en el estudio de la OMS.
Éste también subraya que los niños nacidos en países de bajos ingresos tienen hasta 13 veces más posibilidades de fallecer antes de cumplir los cinco años que en las naciones más desarrolladas.
El informe hace un llamamiento a reducir estas brechas sociales lo que podría salvar la vida de 1,8 millones de niños anualmente, con medidas como la inversión en infraestructuras y servicios públicos, o programas para eliminar la discriminación estructural.
"La inversión gubernamental en servicios públicos universales como la educación, la seguridad social y la sanidad puede reducir la desigualdad y con ello mejorar la salud", concluye la OMS, recordando que unos 3.800 millones de personas siguen privadas de servicios de protección social adecuados. EFE