El cónclave y la gente, entre la curiosidad y la vida cotidiana

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Jesús García Becerril

Ciudad del Vaticano, 6 may (EFE).- El cónclave que comienza mañana en la Capilla Sixtina atrae al Vaticano a muchas personas, turistas o residentes, que quieren ver de cerca el ambiente, a medio camino entre los curiosos y quienes siguen con su vida cotidiana sin mucha alteración.

Las inmediaciones de la Plaza de San Pedro son siempre un hervidero de gente, en especial turistas que deambulan en gran parte detrás de guías con una bandera, aunque también hay parejas o personas solas, con especial presencia en este período de grupos que quieren atravesar la Puerta Santa y ganar el Jubileo.

Hay quien expresamente ha querido venir en estos días, como los argentinos Alex y Virginia, que residen en Andorra y que decidieron venir a Roma tras conocer la muerte del papa Francisco.

"Quisimos venir para hacerle un homenaje y, de paso, ver el ambiente", comenta a EFE Alex, quien dice que el fallecido pontífice tenía lazos familiares con su padre y que, al margen de esa circunstancia, sentía a Francisco "como alguien cercano, un símbolo de nuestra tierra".

Respecto al próximo papa, a Alex le gustaría que también fuera argentino - "hay alguno en la lista", apunta - aunque Virginia añade que puede ser de cualquier parte, pero sí tiene claro que desea que "tenga la misma humildad de Francisco".

"Que sea del pueblo", agrega esta argentina, que mañana miércoles por la tarde cuenta con ir a la Plaza de San Pedro para ver la fumata tras la primera votación antes de ir al aeropuerto para regresar a casa.

Entre los residentes en Roma figura Lorena, una peruana que ya lleva tiempo en la ciudad y que camino de su trabajo atraviesa las inmediaciones de la plaza de San Pedro, entre multitudes y agentes de Policía, unos a pie, otros a caballo.

La muerte de Francisco "es una pena", dice Lorena, quien no tiene preferencias sobre la nacionalidad del próximo pontífice: "argentino, peruano, español... da igual, el caso es que sea bueno".

La agitación extra de estos días en Roma no ha alterado la vida de esta peruana, que da por buena la seguridad y cuyo principal deseo es poder traer a Italia a su esposo y sus hijas, que se han quedado de momento en su país.

Entre riadas de gente pasan tres turistas españolas que empujan un carrito de bebé sobre los a veces inestables "sanpietrini", los adoquines que son el suelo de numerosas calles romanas y se llaman así justamente porque pavimentan desde hace siglos las vías próximas a San Pedro.

Están en Roma para hacer una breve parada camino de Nápoles (sur), donde tienen una boda y por la que han tomado vacaciones en esta época del año.

"Hemos aprovechado para verlo, porque es curioso y es un acontecimiento histórico", dice a EFE Carmen, aunque añade que por su edad ya ha vivido la muerte de varios papas.

No van a acudir mañana a San Pedro para la primera fumata porque se desplazan a Nápoles, según Carmen, quien añade que por lo que ha leído los cardenales reunidos en el cónclave "van a tardar" en elegir al sucesor de Francisco.

Ella no tiene favoritos: "Que sea un papa que abogue por la paz y que consiga más conexión social".

Su hija Laura dice que la agitación de estos días en torno al cónclave "no le quita el sueño", aunque reconoce que es creyente y que es algo que "llama la atención".

No van a poder visitar la Capilla Sixtina, cerrada desde hace días para acondicionarla para la reunión de los cardenales electores - los menores de 80 años - por lo que esta joven ve la circunstancia como "una excusa" para volver a Roma. EFE

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