Momentos de la jornada 34

Madrid, 4 may (EFE).- Momentos de la jornada 34 de LaLiga EA Sports:

De un saque de esquina inventó Arda Güler una genialidad. Con 20 años es el encargado de ponerlos en juego cuando Luka Modric no está en el campo. Él decide la estrategia. Así asistió en la final de Copa del Rey, le puso de nuevo un balón de gol en bandeja a Tchouaméni ante el Celta y se jugó la suya para poner en pie al Santiago Bernabéu. Toque en corto, movimiento rápido para recibir el balón de vuelta, amago al rival y zurdazo a la escuadra.

La colocación del cuerpo fue clave, la fe ciega en su zurda, el golpeo puro de empeine para dibujar una trayectoria imposible para el portero del Celta. Fue el partido de Güler. El que tanto tiempo llevaba esperando y que levanta la sombra de la duda sobre el respeto eterno a los galones de Carlo Ancelotti. Sostuvo ante viento y marea el tridente, a Rodrygo, por muy mala que fuese la racha goleadora del brasileño. Eso impidió tener continuidad a Arda que, en cuanto la ha tenido, se ha convertido en la nueva esperanza a la que se agarra el madridismo para el clásico que resucitará o sentenciará LaLiga.

Al Atlético de Madrid parece que se la ido la luz lejos de su estadio. Como visitante, vive a oscuras y esta jornada, en Mendizorroza ante el Alavés, volvió a firmar un partido triste y decepcionante en el que apenas disfrutó de oportunidades. Y por encima de todos, el foco estaba puesto en la figura de Antoine Griezmann.

El jugador francés, cuestionado por su irregular curso, volvió a la titularidad después de dos suplencias consecutivas. Tuvo una oportunidad para reivindicarse y no la aprovechó. Se contagió del mal encuentro del resto de sus compañeros y en el minuto 58 corrió a toda velocidad de vuelta al banquillo. Fue sustituido por Sörloth. Atrás dejó una imagen de intrascendencia, símbolo del estado general del Atlético de Madrid lejos del Metropolitano.

Siete meses y medio después de lesionarse una rodilla, o exactamente 223 días, Marc-André ter Stegen regresó a la portería del Barcelona y jugó 90 minutos en Valladolid en detrimento de su sustituto durante una parte del tiempo en el que estuvo ausente: Wojciech Szczesny. Su vuelta fue agridulce, de menos a más, con un inicio dubitativo y un final confiado.

El 1-0 del Valladolid pilló al portero alemán a medio salir, a contrapié, a la altura del primer palo. El balón le pasó por encima y el Barcelona tuvo que remontar. Después, se enfrentó a la aparición en el último tramo de Juanmi Latasa, a quien detuvo un cabezazo y un disparo desde dentro del área en el que sacó una mano firme y precisa. "Las semanas que nos quedan van a ser bonitas", dijo después del choque. Probablemente, las verá desde el banquillo. Aún está tierno para afrontar los choques decisivos del curso.

Arrancaba el partido en La Cerámica y en el 1:40 Ayoze Pérez ya había dejado su sello con un zurdazo seco que besaba el travesaño antes que las mallas. El momento goleador, el liderazgo de un futbolista que ha dado un paso en crecimiento en el Villarreal a sus 31 años, lo completaba con un doblete que era la sentencia a Osasuna.

Calidad en las dos piernas, con un golpeo suave de diestra y ajustado al poste para convertir en estéril la estirada de Sergio Herrera, que de nuevo se quedaba con el molde. Era su decimosexto tanto en LaLiga para superar a Sancet como máximo artillero nacional y con todo a favor para acabar liderando en solitario ante la lesión muscular del centrocampista del Athletic Club. Igualada la temporada más goleadora de su carrera para que el Villarreal lance un mensaje de 'Champions' y seguir demostrando por qué es uno de los fijos de la selección española de Luis de la Fuente.

Empataba el Betis ante el Espanyol y parecía que al equipo de Pellegrini se le iban dos puntos imprescindibles en la lucha que mantiene con el Villarreal por ocupar una de las plazas de la próxima edición de la Liga de Campeones. El tanto del argentino Giovani Lo Celso, el del empate del conjunto andaluz, fue espectacular. Parecía insuperable y las tablas inamovibles.

Entonces, apareció el brasileño Antony para dejar boquiabierto al público que acudió al RCDE Stadium. En el minuto 90, se sacó de la chistera un zurdazo desde la esquina del área que entró milimétricamente por la escuadra derecha de la portería defendida por Joan García. Isco y Abde, asombrados por el tanto de su compañero, se tiraron de rodillas al césped con las manos en la cabeza. Fue increíble, pero real. Antony, sin duda, es el mejor fichaje invernal de la Liga. Y tal vez de la temporada: siete goles y cinco asistencias son unos números de primer nivel.

En la unidad de cuidados intensivos, necesitado de puntos para amortiguar su caída hacia la Segunda División, Las Palmas se enfrentó a un duelo complicado frente al Valencia clave para asomar la cabeza y pelear por abandonar los puestos de descenso. Los hombres de Carlos Corberán, renacidos por la aparición de su entrenador, acariciaban la salvación virtual: con una victoria, alcanzaría los 42 puntos para respirar por fin tras una temporada para el olvido.

Y consiguió su objetivo. Ganó 2-3 y acabó con su sufrimiento. Y, ya de paso, lo mantuvo en Las Palmas, que acarició el empate con tres remates de Jaime Mata en los minutos finales: dos cabezazos en el 87 y el 89 y un remate en el 95, pudieron dar un punto que puede ser clave para su equipo al final del curso. Con cuatro goles esta temporada, todos en la Copa del Rey, Jaime Mata no atinó para estrenarse en Liga. Dejó pasar su momento. EFE