Clara Palma
Oranienburg (Alemania), 4 may (EFE).- Las autoridades alemanas y supervivientes del Holocausto conmemoraron este domingo el 80 aniversario de la liberación por el Ejército soviético del campo de concentración nazi de Sachsenhausen, al que fueron deportados unos 200 republicanos españoles, entre ellos el que fuera presidente del Gobierno en la Segunda República y líder socialista y sindicalista, Francisco Largo Caballero.
Richard Fagot tenía nueve años cuando vio "al primer soldado soviético saltar el muro" el 22 de abril de 1945, según recordó este superviviente, nacido en una familia judía de Lodz (Polonia) en el acto que se celebró este domingo en el que fuera el antiguo crematorio del campo, a una cincuentena de kilómetros al norte de Berlín y azotado hoy por un viento inclemente.
El día anterior, el 21 de abril, las SS habían evacuado a unos 30.000 prisioneros en una de las conocidas como 'marchas de la muerte', amenazándoles con que iban a volar los barracones una vez Sachsenhausen quedara vacío.
Pero la madre de Fagot, que ya apenas pesaba 35 kilos y no tenía fuerzas para caminar, dijo que le daba lo mismo morir en un sitio que en otro, según narró el superviviente, y se quedó con él en el campo, con otras 3.000 personas demasiado enfermas para desplazarse, lo que, posiblemente, les salvó la vida a ambos.
Entre 1936 hasta 1945, se calcula que pasaron por Sachsenhausen 200.000 prisioneros de 40 nacionalidades, de los que murieron al menos 50.000, ejecutados, víctimas de los experimentos médicos o de "muerte lenta" - por hambre, extenuación y enfermedades-.
Además de Fagot, han acudido al acto otros tres de la treintena de supervivientes que quedan a nivel mundial. Uno de ellos el centenario Mikola Urban, que tuvo que huir de su Járkov natal en 2022 a consecuencia de la invasión rusa.
Diversas delegaciones nacionales depositaron flores y coronas en las placas que recuerdan a los caídos entre los pinos y los arbustos de lilas en flor, pero una ausencia conspicua -en vista del papel del Ejército rojo en la liberación del campo- fue la rusa
El agradecimiento a los soldados soviéticos será eterno, señaló durante el acto el primer ministro brandeburgués, Dietmar Woidke, pero mientras dure la guerra en Ucrania es impensable que asista a la conmemoración una delegación de Moscú, señaló.
Debido a la destrucción de las actas es difícil determinar la cifra exacta, pero según las investigaciones al menos 193 españoles, entre ellos varias mujeres, pasaron por Sachsenhausen, de los que al menos 28 no sobrevivieron, aunque se estima que pudieron ser muchos más.
La mayoría eran republicanos que habían sido deportados al campo desde Francia, a donde habían huido o se habían exiliado, en particular a partir de 1943.
Marcados con el triángulo rojo de los presos políticos, con una S de 'Spanier' (español) en su interior, los cautivos, al igual que el resto de los presos, eran obligados a trabajar en las fábricas de Siemens o IG Farben.
No hay constancia de que ningún superviviente español siga con vida, según confirmó a EFE un portavoz del Centro Memorial Sachsenhausen, por lo que el último en fallecer fue Pedro Martín Aparicio, que fue internado en 1943 por participar en la resistencia francesa contra los nazis y murió en 2020 a los 95 años.
El más celebre de entre los presos españoles fue sin duda Francisco Largo Caballero, el histórico dirigente socialista que fue ministro durante la República y después presidente del Gobierno en plena guerra civil, y que tras la derrotada republicana había sido detenido por la Gestapo en Francia tras la ocupación nazi.
Debido probablemente a su valor como moneda de canje y a su mal estado de salud, Largo Caballero recibió un trato relativamente favorable y pasó la mayor parte del tiempo desde su llegada a mediados de 1943 en los barracones de los enfermos, donde sobrevivió gracias a los cuidados de los otros presos.
Un monolito inaugurado el año pasado y erigido por iniciativa de la Fundación Largo Caballero y de la UGT le recuerda en un bosquecillo situado cerca de la enrejada entrada al campo, sobre la que se recorta la inscripción 'Arbeit macht frei' ("El trabajo os hará libres").
Debido a su deterioro físico, no pudo participar en la 'marcha de la muerte' en la que las SS evacuaron a la mayoría de los prisioneros, por lo que fue encontrado allí por las tropas soviéticas, que le trataron con grandes honores.
Antes de morir al año siguiente en París, Largo Caballero plasmó en sus memorias la absoluta deshumanización, sin un atisbo de esperanza, de la que había sido testigo en Sachsenhausen.
"Más del noventa por ciento de los hombres que entraban en el Campo, de cualquier profesión, edad o condición que fuesen, a las pocas semanas perdían toda noción de la personalidad humana. Se transformaban en algo salvaje, bestial; para ellos no había amigos ni compañeros; perdían el sentimiento de la dignidad", dejó escrito.EFE
(foto) (vídeo)
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