Cracovia (Polonia), 2 may (EFE).- Polonia ha experimentado una mejora en el ranking mundial de libertad de prensa en 2024, subiendo del puesto 47 de hace un año al 31 de un total de 180 países, según el informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF) publicado este viernes, aunque la concienciación pública sobre el derecho a la información sigue siendo débil y persisten desafíos estructurales.
RSF afirma que, durante los ocho años de gobierno del partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS), "los medios públicos se han transformado en instrumentos de propaganda y los privados han estado sometidos a diversas presiones".
El anterior Gobierno transformó los medios públicos, especialmente el grupo televisivo TVP, en "instrumentos de propaganda gubernamental", y se hizo con el control de la red de periódicos locales, PolskaPress, a través de su adquisición por la empresa petrolera Orlen, de propiedad mayoritariamente estatal.
El informe destaca que actualmente el mercado privado es relativamente plural, con medios independientes como la cadena de televisión TVN, el diario Gazeta Wyborcza o el digital de información Onet.pl.
Desde que la coalición dirigida por Tusk llegó al poder a principios de 2024, los ataques verbales y los "procesos mordaza" contra los medios privados por parte del Gobierno han disminuido.
Los medios públicos, por su parte, son objeto de una batalla política entre el nuevo Gobierno, que está llevando a cabo en ellos una frágil reforma, y las instituciones controladas por el PiS, que tratan de impedirlo.
A pesar de que la Constitución garantiza la libertad de prensa y el derecho a la información, el anterior Gobierno intentó restringirlos con legislaciones específicas, con el pretexto, por ejemplo, de combatir el espionaje y la influencia rusa.
El Gobierno actual sigue restringiendo la actividad de los periodistas en la frontera con Bielorrusia, donde han perecido decenas de los cientos de inmigrantes que han intentado entrar en Polonia.
El Consejo Nacional de los Medios, el regulador estatal, "intenta influir en los contenidos editoriales" recurriendo al pretexto jurídico de las "razones de Estado", señala RSF.
El "insulto" a determinadas instituciones y la difamación siguen siendo punibles con penas de cárcel.
Los medios privados se apoyan en modelos de suscripción, gracias al tamaño relativamente importante del mercado polaco.
Recientemente, han tenido que enfrentarse a un intento fallido de debilitamiento, mediante un impuesto especial que pretendía gravar sus ingresos publicitarios.
La publicidad institucional se distribuye sin la debida transparencia, afirma RSF.
Por su parte, la polarización creciente de la sociedad se ha traducido en un aumento de las agresiones verbales a los periodistas.
Los ciudadanos conservadores intentan disuadir a los reporteros de cubrir los temas LGTBQI+ o los relativos al género, mientras que la blasfemia sigue estando penada con cárcel.
Los medios independientes gozan, sin embargo, del apoyo sólido de una parte importante de la población, que protestó, por ejemplo, contra la ley sobre participaciones extranjeras en los medios.
De no haber sido vetada por el presidente, esta norma habría obligado al principal grupo de radiodifusión del país, TVN, a cambiar de propietario y habría permitido al Gobierno tomar el control del grupo, afirma la ONG.
A su vez, desde el comienzo de la guerra en Ucrania, los periodistas que cubren temas relacionados con Rusia se han vuelto especialmente vulnerables, indica RSF. EFE