El dilema de la diáspora vietnamita: Recordar o pasar página al legado de la guerra

Guardar

Mónica Rubalcava

Los Ángeles (EE.UU.), 29 abr (EFE).- El periodista Dzung Do tenía 14 años en 1975 cuando las fuerzas comunistas del Norte tomaron Saigón y pusieron fin oficialmente a la Guerra de Vietnam. Medio siglo después, se debate, como muchos vietnamitas de la diáspora, entre recordar o pasar página a un pasado de desarraigo que marcó sus vidas para siempre.

"Cada aniversario hay una mezcla de sentimientos. Muchos todavía odian al gobierno que ganó la guerra, otros ven esa fecha como el día en que pudieron empezar una nueva vida aquí, y algunos ya no quieren hablar de eso", cuenta en una entrevista con EFE Do, editor del Nguoi Viet Daily, el periódico vietnamita más antiguo fuera de Vietnam.

Tras la guerra, pasaron 18 años para que Do pudiera salir de Vietnam. "Tengo recuerdos vívidos de casi toda la guerra", dice el periodista que asegura que de haberse quedado en su país muy "posiblemente estaría muerto".

Do vivía con su numerosa familia cerca de un aeropuerto que servía como cuartel general del ejército de Vietnam, en un barrio rodeado de soldados estadounidenses.

"Mi madre intentó repartirnos con tres familias estadounidenses para que nos sacaran del país, pero mi papá no la dejó. Teníamos que ir o todos o ninguno", recuerda.

Tanto él como sus hermanos intentaron salir del país varias veces; dos de ellos murieron en el intento, pero uno lo logró, llegó a EE.UU. y tiempo después pudo traer a toda su familia, menos a su padre, quien falleció en el país.

"Ahora que estoy en EE.UU. pude construir una vida, una carrera, aquí tengo hijos, esposa y dejé el pasado atrás", asegura.

"Me siento afortunado por haber presenciado lo que viví, es un capítulo en la historia, pero en 10 años cuando más gente muera, no sé cuánta más gente va a recordar este momento", explica.

Para Viet Thanh Nguyen, profesor y ganador del Pulitzer por su libro 'The Sympathizer', la memoria de la guerra no solo persiste en quienes la vivieron, sino también en las formas en que los países aprenden (o no) de ella.

"Pienso mucho en qué tipo de lecciones se han aprendido con tiempo, y hablando específicamente de EE.UU., creo que han sido las incorrectas", dice a EFE el escritor.

Desde su perspectiva, los gobiernos tanto republicanos como demócratas, han cambiado la narrativa de que la guerra de Vietnam fue un error costoso, tanto en vidas humanas como en reputación internacional, al interpretarla como una intervención problemática, pero justificada.

Esto, advierte Nguyen, con los años ha servido para justificar nuevas intervenciones militares, como las de Irak y Afganistán.

En su obra, el autor ha ampliado la comprensión de la experiencia vietnamita más allá del conflicto bélico, pero lamenta que, incluso hoy, muchas personas sigan asociando a Vietnam exclusivamente con la guerra.

Un acontecimiento que, en su opinión, ha perdido parte de su peso simbólico entre las nuevas generaciones de vietnamitas estadounidenses, que crecieron alejados del país e inmersos en la cultura americana, e incluso en el propio Vietnam, donde la mayoría de la población actual nació después del conflicto y ahora disfruta de la normalización de relaciones.

"Hay una gran diversidad de experiencias e historias en Vietnam y su diáspora que cuestionan esta preocupación occidental por el pasado", explica.

Además, la población actual enfrenta conflictos similares a los de otros grupos migrantes en EE.UU. desde la llegada del presidente Donald Trump al poder, lo que amplía el debate sobre la experiencia vietnamita.

En este contexto vive el Vietnamese Cultural Center de Westminster, una escuela dedicada a enseñar el idioma vietnamita en Little Saigon, la comunidad conocida como "la capital de la diáspora vietnamita" ubicada en el condado de Orange de California.

En 1995, Pho Huynh fundó la escuela que cada domingo imparte clases a alrededor de 250 niños, con la intención de que su hija aprendiera vietnamita y así mantener vivas las tradiciones.

"Cuando abrimos la escuela pensé que iba a terminar pronto, que los niños ya no iban a querer estudiar vietnamita", cuenta a EFE Huynh quien cada domingo transforma la escuela secundaria Warner en un centro de aprendizaje cultural.

"Ahora sé que el vietnamita nunca va a morir", añade Huynh quien considera que hay aún mucho interés de la comunidad de traspasar a las nuevas generaciones su cultura.

A la escuela acuden niños desde los cuatros años que aprenden "buen vietnamita" con sus 30 maestros capacitados, quienes también les enseñan las tradiciones.

"También les enseñamos a comportarse, a respetar a los mayores, y respetar diferentes culturas y orígenes que es muy importante", menciona Vincent Vo, miembro de la junta directiva y amigo cercano de Huynh.

Ambos consideran importante que las generaciones nacidas en EE.UU. conozcan la historia de sus antepasados. "Es importante que los niños sepan por qué están aquí y lo que las generaciones anteriores hicieron por su libertad", apunta Vo. EFE

(foto)(vídeo)