El bailaor español Manuel Liñan se siente "desprotegido" tras ataques "homófobos, de odio"

Guardar

Madrid, 29 abr (EFE).- "Me siento realmente agredido, muy desprotegido", aseguró este martes a EFE el bailaor español Manuel Liñán, tras sufrir mas de quinientos "ataques homófobos, de odio", en redes sociales después de que se publicara un vídeo en el que aparecía interpretando unas cantiñas con bata de cola y mantón de manila.

"Vicioso enfermo y degenerado, vergüenza disfrazado de bailaora". "Para mí un mamarracho". "No veo arte, veo querer solamente llamar la atención" son algunos de los insultos homófobos que recibió el pasado sábado Liñán, tras publicarse un video en la red social Facebook de la revista digital Deflamenco.como con la actuación del artista el sábado en Madrid, en Teatros del Canal, dentro del II Festival de la Guitarra.

"Considero que estos comentarios nada tienen que ver con el contenido artístico, sino que son insultos hacia mí, hacia mi colectivo. Son insultos que hablan de odio, tan solo por ver a un hombre que luce falda y mantón", subraya Liñán, quien asegura que no es la primera vez que recibe vejaciones e insultos en redes sociales.

"En la sala de Teatros del Canal no ocurrió nada, al contrario en un momento de la coreografía hubo un silencio y un señor, en torno a 60-70 años, me jaleó, me dijo: 'Ole tú y viva tu arte'", aclara Liñán, Premio Nacional de Danza 2017.

Las batas de cola a todo color, mantones de manila, cabellos recogidos, peinetas, flores por doquier se ven en los espectáculos de Manuel Liñán, bailaor valiente que decidió ponerse el mundo por montera y apostar por el flamenco en versión 'drag'.

Manuel Liñán, figura innovadora y reconocida del flamenco contemporáneo, ha renovado del baile flamenco desde la identidad de género, el compromiso personal, la transgresión y la vanguardia.

"Son insultos hacia mí, hacía mi colectivo", subraya Liñán, quien considera que "estamos desprotegidos, recibimos insultos graves de personas que ni siquiera sabemos quienes son, que se permiten el lujo de insultarnos, de agredirnos verbalmente"

Cuando Liñán comenzó a bailar a los cinco años, era el único niño de la clase que lo hacía. Sus profesores le enseñaron a bailar "como un hombre", pero a él no gustó, prefería balancear sus caderas y mover las manos como lo hacían las niñas.

Con miedo a que lo llamaran "maricón", Manuel Liñán deseaba llegar a casa y cerrarse en su habitación. Ataviado con ropa, zapatos y maquillaje de su madre, bailaba frente al espejo las canciones de Lola Flores o Carmen Sevilla.

A los 13 años, empezó a bailar profesionalmente en un tablao de Granada. "Nunca imaginé que mi trabajo se viera en lugares tan importantes como la Ópera de Sídney y llenara los teatros más importantes de México, Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Francia, Colombia o Japón".

"Siempre me he sentido muy querido y respetado, tanto por el público como por la crítica y por la prensa", dice el artista quien considera que los hechos del pasado sábado están fuera de la escena, del marco teatral.

En este martes, Día Internacional de la Danza, Liñán levanta la voz para gritar: "Libertad, libertad de expresión y respeto. EFE