Esteban Biba
Tomarapi (Bolivia), 19 abr (EFE).- En la localidad aimara de Tomarapi, a las faldas del nevado Sajama, el más alto de Bolivia, los pobladores viven de la crianza de llamas y alpacas, las cuales comen y de cuya lana fabrican ropa, y también realizan la Wilancha, la ceremonia ancestral del sacrificio de camélidos.
Wilancha, que en idioma aimara significa "derramar sangre" y es una ceremonia que representa una profunda conexión entre los seres humanos y la naturaleza, se realiza en especial el 1 de agosto, que es el día de la Pachamama o Madre Tierra en Bolivia, para pedir sus bendiciones, pero también se puede hacer en otras fechas que las comunidades elijan.
A más de 4.300 metros sobre el nivel del mar, tres comunidades, entre estas Tomarapi, y 12 familias se dividen el terreno de los bofadales, que son humedales altoandinos, y allí crían a los camélidos dentro del Parque Nacional Sajama, la primera área protegida de Bolivia, nombrada así en 1939.
En el albergue Ecoturístico Tomarapi, los trabajadores hicieron la ceremonia de sacrificio de una alpaca blanca para pedir bendiciones en el mes de abril. La alpaca elegida fue un ejemplar joven de color blanco como significado de "pureza" y una noche antes la prepararon vendándole los ojos para que estuviese tranquila antes de la ceremonia, dijo a EFE Javier, un guardaparques del lugar.
El lugar del sacrificio fue un montículo frente al imponente Sajama, con una cumbre que alcanza los 6.542 metros sobre el nivel del mar. Allí los hombres que realizaron la ceremonia arrojaron azúcar y hojas de coca en la espalda de la alpaca blanca mientras rezaban en petición de abundancia y bendiciones.
La muerte del animal debe ser rápida y con un profundo respeto, según indicó Javier, con un corte profundo en la garganta para que un poco de sangre se derrame en la tierra como ofrenda a la Pachamama.
Las costumbre antiguas indicaban que la alpaca o llama sacrificada debía ser quemada; sin embargo, en Tomarapi el cuerpo se preserva y sirve para alimentar a la comunidad.
Javier mencionó que las familias en el parque crían un 80 % de alpacas y un 20 % de llamas y que los predilectos para comerciar son los camélidos blancos, porque su lana es más fácil de teñir con colores fuertes para prendas de ropa.
En la Wilancha en Tomarapi participaron el chef Sean Sherman, de la nación indígena americana Sioux, y el chef estadounidense Lee Garman, quienes aprendieron del sacrificio y la conexión con la naturaleza de esta comunidad gracias al 'Proyecto de cocinas indígenas y nativas' del fondo de la embajada de Estados Unidos y el restaurante boliviano Gustu.
Sherman, quien ha dedicado su carrera a "descolonizar" la comida americana y a reivindicar las cocinas indígenas nativas, dijo a EFE que valoró el respeto de las comunidades del altiplano boliviano hacia la naturaleza y el aprovechamiento de los recursos en las zonas áridas por la altura, donde la ganadería de camélidos es esencial para la subsistencia de los locales.
Según el Gobierno de Bolivia, el país cuenta con más de 2 millones de llamas, más de 400.000 alpacas y unas 300.000 vicuñas; y alrededor de 80.000 familias bolivianas dependen de estas para su economía. La crianza de estos camélidos también es fundamental para la conservación de ecosistemas altoandinos como los bofedales.EFE
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