El PSG se asoma al precipicio para avanzar a la gloria

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Luis Miguel Pascual

París, 16 abr (EFE).- El París Saint-Germain conoció el vértigo del precipicio, estuvo al borde de una nueva catástrofe europea, pero salió indemne para disputar sus segundas semifinales consecutivas de la Liga de Campeones, una experiencia que quiere aprovechar para fortalecer su moral y alcanzar la final.

Ese es el discurso que, impulsado por Luis Enrique, más se repite en los pasillos del Parque de los Príncipes, el de que la lección recibida en Villa Park debe servir como lección para lo que queda de competición.

A lo largo de 2025, el PSG había sobrevolado todos los partidos disputados, había empequeñecido a rivales que, sobre el papel, parecían gigantes, como el Manchester City o el Liverpool, por lo que el descarrile de Birmingham otorga a la joven plantilla una nueva dimensión, la del miedo.

Para conseguir su cuarta clasificación para semifinales de la Liga de Campeones en los últimos seis años el conjunto francés tuvo que aferrarse a una noche inspirada de su guardameta, Gianluigi Donnarumma, y a una acción milagrosa del central ecuatoriano Pacho en el descuento, que evitó que el Aston Villa forzara la prórroga.

El susto se apreciaba en las caras de los jugadores que celebraron con la boca pequeña la clasificación, mientras Luis Enrique, que también mostraba síntomas de la tensión sufrida -"nunca me había visto tan dominado", dijo-, trataba de aprovechar "lo positivo" para preparar las citas que se aproximan.

El técnico no dudó en fustigar el "exceso de confianza" de sus hombres tras haberse colocado 0-2, lo que provocó una caída de la concentración que "dio oxígeno" a los de Unai Emery.

"Esto nos servirá como experiencia, porque no tenemos la costumbre de defender tan abajo ni de ver a nuestros defensas correr tanto", agregó el técnico tras sufrir la segunda derrota de su equipo desde noviembre, la primera en la que se vieron realmente superados, porque el Liverpool les ganó en un partido en el que los parisienses tuvieron numerosas ocasiones de gol.

Su voluntad aparece clara de evitar que la derrota ante el Villa mine la moral de un equipo que se había aferrado con uñas y dientes a una idea de juego ofensiva y dominante que sufrió un varapalo en Birmingham.

Por vez primera en la temporada, el equipo recibió tres goles y el cuarto rondó durante buena parte de la segunda mitad, lo que habría despertado fantasmas europeos de un equipo que ha acostumbrado a sus aficionados a los naufragios en la Liga de Campeones.

La presencia en el banquillo rival de Emery, el entrenador que dirigía al PSG cuando en 2017 sufrió "la remontada" de manos del Barcelona de Luis Enrique, no hacía más que alimentar el pánico en forma de revancha.

Pero el joven equipo parisiense mantuvo el tipo, algo que subrayó Luis Enrique, contento de comprobar que sus chicos mostraban una madurez superior a lo que indica su edad.

La otra posibilidad es que la duda se instale en el vestuario, que la fe que han mostrado en las consignas de Luis Enrique se resquebraje y que el círculo vicioso iniciado hace unas semanas se resquebraje.

Con el campeonato nacional ya en el bolsillo, el equipo afrontará varios duelos sin nada en juego antes de volver a ponerse el traje europeo.

El trabajo del entrenador pasa ahora por mantener alta la concentración de un equipo que vive un final de temporada centrado en Europa. Un arma de doble filo. EFE