Hong Kong, 13 abr (EFE).- El Partido Democrático de Hong Kong, principal fuerza de oposición y uno de los últimos en operar en el territorio, celebró este domingo una asamblea extraordinaria con el objetivo de avanzar en su disolución, lo que marcaría el fin de más de tres décadas de actividad política en la región.
Su presidente, Lo Kin-hei, declaró tras la reunión que una abrumadora mayoría de los asistentes apoya otorgar al Comité Central la autorización necesaria para iniciar los trámites de disolución, si bien el calendario para la votación final sobre este asunto no se ha definido.
La reunión contó con la participación de figuras clave como los miembros del Comité Central, Stanley Ng y Ho Hang-Mui, así como la expresidenta Emily Lau y el miembro fundador Fred Li.
En su intervención antes del encuentro, Li subrayó la importancia de abordar con decisión el futuro del partido y reconoció el complicado entorno político al afirmar que “es difícil avanzar y no queremos que nuestros colegas del Comité Central enfrenten persecuciones innecesarias”.
Este encuentro fue acordado por el liderazgo de la formación durante una reunión el 20 de febrero, y de formalizarse su desintegración llegaría tras implementarse la Ordenanza de Salvaguarda de la Ley de Seguridad Nacional en la ciudad, que ha intensificado la represión sobre la disidencia y ha dejado a la oposición a la deriva.
Fundado en 1994 y antaño el principal bastión de la oposición en la asamblea legislativa de la ciudad, el Partido Democrático se encuentra en una situación crítica, sin representación alguna en el consejo legislativo ni en los consejos de distrito.
De acuerdo con su presidente su disolución es inevitable después de que numerosos grupos y partidos locales, como el Cívico, se desmantelaran cuando Pekín impuso en 2020 la Ley de Seguridad Nacional en respuesta a las protestas prodemocráticas ocurridas en la excolonia un año antes.
El asunto se tornó aún más complejo en marzo de 2021, cuando el Gobierno chino aprobó una ley destinada a asegurar que solo los “patriotas” pudieran gobernar en Hong Kong.
Esta normativa disminuyó significativamente la representación democrática en la asamblea, consolidó el control sobre los procesos electorales y estableció un panel de selección de candidatos alineado con los intereses de Pekín.
En 2010, la formación se involucró en negociaciones discretas con funcionarios de Pekín, logrando alcanzar un acuerdo de compromiso sobre la senda hacia la reforma política en Hong Kong, aunque ese diálogo secreto generó un fuerte rechazo entre sus partidarios y aliados, quienes lo consideraron un acto de traición.
A pesar de las críticas, la agrupación se adaptó y consolidó como el principal referente del bloque opositor en la ciudad.
No obstante, su trayectoria dio un giro drástico con la imposición de la Ley de Seguridad Nacional: cuatro legisladores del partido -Wu Chi-wai, Helena Wong, Lam Cheuk-ting y Andrew Wan- fueron condenados en 2024 a penas de hasta seis años y nueve meses de prisión por conspiración para cometer subversión tras participar en unas elecciones “primarias” no oficiales, que la Justicia interpretó como un complot para derrocar al gobierno.
Desde la entrada en vigor de dicha normativa y las reformas electorales, las especulaciones sobre el futuro del Partido Demócrata han sido constantes, avivadas por las numerosas redadas policiales y detenciones de activistas o de sus familiares en los últimos años.
En la actualidad, la Policía de la excolonia ofrece un millón de dólares hongkoneses (unos 128.955 dólares, 113.542 euros) a quienes proporcionen información que conduzca al arresto de al menos trece activistas exiliados en el extranjero, a los que se acusa de violar la Ley de Seguridad Nacional. EFE
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