Londres, 12 abr (EFE).- El Parlamento británico aprobó este sábado, en una sesión extraordinaria, el proyecto de ley de emergencia para evitar el cierre de la siderúrgica British Steel y salvar 2.700 puestos de trabajo y muchos otros en la cadena de suministros.
Después de varias horas de debates, las dos cámaras del Parlamento -Comunes y Lores- dieron el visto bueno a la pieza legislativa denominada Proyecto de Ley (Medidas Especiales), que se convertirá en ley cuando reciba pronto la sanción del rey Carlos III del Reino Unido.
Una vez sancionada, el Gobierno asumirá el control de la planta de British Steel en Scunthorpe, en el noreste de Inglaterra, después de que las negociaciones con la propietaria china -Jingye- no prosperaran en los últimos meses por considerar ésta que la compañía acumulaba unas pérdidas de 700.000 libras (840.000 euros) por día.
Jingye argumentaba que los altos hornos de Scunthorpe no son sostenibles y atribuía la situación a las dificultades del mercado.
Funcionarios del Gobierno se encuentran en Scunthorpe para hacerse el control de la planta en cuanto el texto legislativo sea sancionado por el jefe del Estado británico, según pudo saber la BBC.
Esta ha sido la primera vez desde la guerra de las Malvinas de 1982 en que los diputados son convocados a una sesión de emergencia parlamentaria durante un receso de Semana Santa, lo que pone de manifiesto la urgencia del Ejecutivo por salvar British Steel.
El ministro de Empresa, Jonathan Reynolds, defendió hoy la convocatoria del Parlamento, por considerar que se trata de "circunstancias excepcionales" que "requieren medidas excepcionales" ante "momentos excepcionales".
Agregó que el Gobierno ha negociado de buena fe con Jingye y "ha trabajado incansablemente para encontrar una solución, ofreciendo un generoso apoyo a British Steel que incluía condiciones razonables y sensatas para proteger a la fuerza laboral".
Sin embargo, la empresa china, agregó, quería mucho más dinero del que se ofrecía, pero resultó una cantidad "excesiva".
En los últimos días fue "evidente", indicó Raynolds, que la intención de Jingye era negarse a comprar suficiente materia prima para mantener los altos hornos en funcionamiento y que, además, la intención era cancelar y negarse a pagar los pedidos existentes.
El Gobierno avisó de que si los altos hornos de la planta de Scunthorpe se cierran de forma imprevista, nunca podrán reabrirse porque el acero se solidifica en ellos y no se puede hacer nada.
El Ejecutivo laborista tendrá que decidir ahora si busca un comprador privado para la planta, si opta por la opción combinada de fondos públicos y privados o si, en cambio, decide su nacionalización.
El portavoz conservador de Empresa, Andrew Griffith, acusó al Gobierno de implementar un "plan de nacionalización fallido".
"Este es un fracaso bajo la dirección del Gobierno, seamos claros. Estamos entrando en un túnel con una sola salida. Este es un plan de nacionalización fallido que revela que el Gobierno no tiene ningún plan", afirmó Griffith.
De haberse cerrado British Steel, el Reino Unido hubiera sido el único país del Grupo de los 7 (G7, naciones más industrializadas) sin capacidad para producir su propio acero, además de ser vital porque se depende de ella para trabajos de infraestructura y el sector ferroviario. EFE
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