Anna Montraveta
Estambul, 6 abr (EFE).- La ola de protestas contra la detención del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, el mes pasado, ha impactado la economía turca, al erosionar la confianza de los inversores y forzar al Banco Central a vender el 18 % de sus reservas, y las acciones de boicot convocadas por la oposición mantienen la incertidumbre financiera a medio plazo.
El susto en los mercados financieros internacionales puede tener graves consecuencias para la economía turca, necesitada de un flujo de divisas para sostener el frágil ciclo de importación, manufactura y exportación.
Un nuevo empeoramiento económico también sería un serio golpe para la imagen del presidente, Recep Tayyip Erdogan, cuya popularidad, cada vez más baja según las encuestas, se ha basado durante dos décadas en su imagen de buen gestor.
"El dinero extranjero, especialmente el procedente de las compraventas de divisas a corto plazo, es esencial para la economía turca hoy en día. Y está desapareciendo", asegura en conversación con EFE el economista turco Murat Birdal.
"El Gobierno no puede retener ese dinero si no tiene credibilidad. Así que es un problema grave", agrega Birdal, al analizar las consecuencias de la detención de Imamoglu, el 19 de marzo pasado, bajo acusaciones de corrupción.
La oposición considera que los cargos son un mero pretexto para eliminar de la carrera política al candidato del partido socialdemócrata CHP, el mayor de la oposición, designado para enfrentarse en las próximas elecciones a Erdogan.
Al conocerse la detención de Imamoglu, la lira turca sufrió un abrupto desplome de hasta el 9 %, con una rápida recuperación que dejó las pérdidas de la jornada en un 3 %, debido a la venta de divisas por parte del Banco Central, que el organismo admitió al día siguiente, aunque sin dar cifras.
Pero los datos del Banco muestran que en las últimas dos semanas de marzo las reservas de divisas bajaron en 16.400 millones de dolares, un 18,3 %, al tiempo que las deudas subieron en 8.900 millones, sumando un gasto de unos 25.000 millones.
El Banco subió también hasta el 46 % los tipos de interés en los préstamos de corto plazo y suspendió los préstamos de una semana, en el 42,5 %, lo que hizo perder valor a los bonos estatales.
"La subido de los intereses causó grandes pérdidas a los inversores que poseen bonos turcos, y lo mismo ocurrió con los bonos en euros con los que Turquía consigue fondos extranjeros. Esto hace que para Ankara sea más caro ahora pedir préstamos en euros o dólares", detalla Birdal.
También la Bolsa de Estambul sufrió graves pérdidas y han quedado prohibidas hasta el 25 de abril las ventas en corto, al tiempo que se han relajado las normas de recompra.
Pero aunque Bolsa y moneda nacional parecen haberse estabilizado, es difícil saber si Ankara puede recuperar la confianza de los inversores mientras dure el pulso entre Gobierno y oposición por el encarcelamiento de Imamoglu y la amplia represión contra voces críticas con el Gobierno, desde estudiantes a periodistas y abogados.
El CHP ha lanzado un llamamiento al boicot de empresas cercanas al Gobierno, con el argumento de que sus casas matriz, habituales receptores de licitaciones públicas, también mantienen cadenas de televisión o diarios de gran tirada que solo difunden información favorable al Ejecutivo.
En añadidura, el movimiento estudiantil proclamó el pasado 2 de abril como día de no consumo para subrayar la amplitud del descontento popular.
Según empresarios consultados por EFE, el volumen de clientes cayó en esa jornada a una cuarta parte de lo habitual, mientras que varios ministros intentaron contrarrestar el mensaje haciendo la compra y difundiendo la imagen en redes sociales.
Erdogan anunció que "el sabotaje dirigido contra la economía turca tendrá que rendir cuentas ante los tribunales", con la Fiscalía abriendo investigaciones judiciales contra 11 personas, incluido un popular actor de telenovela, por difundir el llamamiento al boicot.
Es pronto para saber si las empresas objeto del boicot sufrirán pérdidas serias, pero es "una forma de responsabilizar a la gente" y mantener viva la protesta, explica a EFE uno de los jóvenes que ha participado en la acción.
Birdal cree que "algunas marcas concretas pueden verse afectadas", pero, para la economía general, "el gran riesgo es la pérdida de confianza de los inversores internacionales, causada por la inestabilidad".
Por ello, el boicot contra numerosos conglomerados símbolo del éxito económico de Ankara, algunos con presencia internacional, es una herramienta de la oposición, cuyo objetivo declarado es la convocatoria de elecciones anticipadas.
En teoría, la cita con las urnas es en 2028, pero el CHP cree que es imprescindible un cambio pronto para acortar un proceso de represión política y erosión económica, y cree poder a vencer a Erdogan, respaldado por sondeos que vaticinan una victoria opositora. EFE
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