La obsesión de Hergé por el detalle a través de los coches de Tintín

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Val Torres

Mulhouse (Francia), 5 abr (EFE).- La obsesión de Hergé por el detalle y su proceso de documentación para la ilustración de 'Las aventuras de Tintín' protagonizan desde este sábado una exposición en el Museo Nacional del Automóvil de Mulhouse (Francia), con doce vehículos clásicos que fueron representados fielmente por el artista belga.

En los 24 álbumes que relatan los viajes de Tintín junto a su perro Milou por todo el mundo, Hergé caracterizó 70 coches de mediados del siglo XX con los que demostró su compromiso con la fidelidad de la imagen a la realidad, también en aviones o barcos.

Este museo, que nació como una colección privada de los hermanos Schlumpf, dueños de una empresa textil al este de Francia, lleva en marcha oficialmente desde 1982 y homenajea en esta exhibición el proceso creativo de Hergé, que contaba con un banco documental de 20.000 imágenes, a través de una docena de coches originales.

Los coches permiten a Tintín desplazarse durante sus aventuras, pero también se convierten en "un personaje más" en escenas de persecuciones, secuestros o 'rallies', explicó el experto archivista de la Fundación Hergé Dominique Maricq, que atendió a los periodistas en la presentación de la exposición 'En coche con Tintín'.

Es tal la influencia de los vehículos en la historia que en el primer tomo, 'Tintín en el país de los sovies', "él está en un coche de carreras, el mechón de su pelo se eleva y desde entonces nunca ha vuelto a caer; así que el mechón levantado de Tintín ya está ligado a la velocidad del coche", explicó a EFE el director del museo, Guillaume Gasser.

Este coche de carreras, que marca incluso la apariencia física de Tintín, es un Amilcar francés de los años 20 que cautivó a un joven Hergé de 22 años y que alcanzaba grandes velocidades en una época en la que las carreras de coches eran tan populares como peligrosas.

El recorrido, que se podrá visitar hasta mediados de noviembre, comienza con un repaso por las ilustraciones de Hergé de los coches expuestos y con una sala dedicada al Citroën 2 CV, un vehículo francés económico del que se vendieron casi cuatro millones de ejemplares en todo el mundo de 1948 a 1990.

Aparece en tres de los álbumes de Tintín -'El asunto Tornasol' (1956), 'Las joyas de la Castafiore' (1963) y 'Stock de coque' (1958), pero es un coche cuyo dibujo es más conocido por el accidente que sufre en manos de los torpes inspectores Hernández y Fernández, en el que sus cabezas llegan a abollar la cubierta de un coche popular por su fácil conducción.

A pesar de que el 2 CV se vendió en gran parte en color gris, Hergé lo dibuja en esta ocasión de verde y realiza algún cambió sutil en favor de la ilustración, aunque, como menciona Maricq, nunca lo hubiese caracterizado en un color en el que no se comercializaba, como el negro, por su respeto al realismo.

2 CV, Ford T, Peugeot 403...

Las otras dos joyas de la corona son el gran Ford T de 'Tintín en el Congo' (1931), el primer automóvil producido en serie y presente en la portada del cómic de la que se encuentra expuesto también un boceto, y el taxi azul de Moulinsart, inspirado en un Peugeot 403 8 CV, uno de los taxis más comunes en los años 50 y 60, tanto en París como en Bruselas.

Modelos tan diferentes como Bugatti 35, Citroën 15 CV, Simca Aronde o un Triumph Herald descapotable figuran junto a maquetas de cómo aparecían en el cómic para mostrar la exactitud de su reproducción.

Con el paso del tiempo, los detalles de las ilustraciones fueron aumentando y, con ellos, el tamaño del taller de Hergé creado en 1950 para poder trabajar con un pequeño grupo de diseñadores que participaban en el meticuloso y sistemático proceso de creación.

"Todo el mundo tenía papeles muy precisos, todo el mundo sabía exactamente lo que tenía que hacer", explica Maricq en la sala de la exhibición dedicada al trabajo de documentación y creación del artista belga.

La sala tiene una reconstrucción de la mesa de su oficina y una explicación técnica del sistema que permitió perfeccionar al extremo el dibujo de 'Las aventuras de Tintín'.

En el final de la exposición, los coches clásicos parecen casi una excusa para homenajear el arte de Hergé y su compromiso con la fidelidad visual de sus representaciones.

"Contactamos con el Museo Autoworld de Bruselas y les entusiasmó nuestro proyecto. Eligieron 12 de los 30 coches que les propusimos y diseñaron toda una escenografía en torno al mundo de Tintín", detalló Gasser.

El Museo Nacional del Automóvil de Mulhouse, la mayor colección de automóviles del mundo, tiene más de 600 coches de un centenar de marcas. Nació en 1957 como la colección privada de la familia Schlumpf, dueña de la empresa textil instalada en esta fábrica, y se oficializó como museo en 1982 tras el declive de la compañía. EFE

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