
La Policía de Sudán del Sur ha declarado este viernes el toque de queda en todo el país para intentar contener el estallido de protestas de los últimos días contra la población sudanesa por la masacre de ciudadanos sursudaneses, presuntamente a manos del Ejército de Sudán y grupos aliados, durante el conflicto en el país vecino.
De hecho, el líder del Ejército de Sudán, el general Abdelfatá al Burhan, ha ordenado una investigación inmediata en el epicentro de la matanza, la localidad de Camp Taiba, a 20 kilómetros de la capital del estado de Gezira, Uad Madani, liberada este pasado fin de semana por los militares en su lucha contra las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
Medios sursudaneses, citando fuentes próximas, hablan de al menos 30 muertos, la inmensa mayoría decapitados como represalia por su respaldo a las fuerzas paramilitares. Concretamente y según el periódico 'Sudans Post', 19 de ellos eran granjeros que fueron ejecutados sumariamente por una milicia afín al Ejército: las Fuerzas Escudo de Sudán, lideradas paradójicamente por el antiguo líder de las RSF en el estado, el "desertor" Abu Aqla Kikal.
Los residentes de la capital, Juba, protagonizaron esta pasada noche escenas de violencia contra negocios propiedad de sudaneses mientras el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, confirmaba la convocatoria del embajador sudanés para protestar contra lo ocurrido y condenar sin paliativos los vídeos que han aparecido en redes sociales, que exhiben auténticas atrocidades cometidas por los presuntos militares contra los sursudaneses refugiados en Sudán.
"El presidente quiere expresar su profunda tristeza ante esta barbaridad de asesinatos. Muchos sursudaneses siguen considerando que Sudán es su hogar por la historia que comparten ambos países pero semejantes actos de violencia contra los civiles son completamente inaceptables", según su portavoz, Lily Adhieu Albino, en una declaración recogida por el 'Sudans Post'.
Las protestas del jueves comenzaron en un primer momento contra la Embajada de Sudán antes de extenderse a los barrios de amplia población sudanesa. No hay constancia de víctimas por estos disturbios, que se han saldado con seis detenidos.
Sin embargo, la tensión reinante ha llevado al inspector general de la Policía Nacional de Sudán del Sur, el general, Abraham Manyuat Peter, a declarar ante la radiotelevisión pública SSBC el comienzo de un toque de queda de 12 horas de duración a partir de las 18.00 de esta tarde para "impedir cualquier tipo de transgresión contra la propiedad pública y la propiedad privada".
"Me gustaría asegurar a los ciudadanos que los agentes de Policía serán plenamente responsables de sus vidas y propiedades, como también lo serán del orden público y de la salud pública", ha indicado el inspector, quien eludió señalar directamente la masacre de Camp Taiba como el detonante de las protestas, que achacó simplemente a la acción de "delincuentes".
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