Rumanía estrena legislatura sin visos de Gobierno estable y con la presidencia paralizada

Rumanía enfrenta un panorama político complejo con partidos tradicionales debilitados, el ascenso de los ultranacionalistas y una inminente crisis de liderazgo tras las elecciones del 1 de diciembre

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Bucarest, 19 dic (EFE).- Rumanía inaugura mañana su décima legislatura desde la caída de la dictadura comunista en 1989 con una delicada situación política marcada por la crisis de los partidos tradicionales, el ascenso de los ultranacionalistas, sin visos de Gobierno estable y con la elección del jefe del Estado paralizada.

"Lo último que Rumanía necesita es una crisis gubernamental y parlamentaria prolongada. Es hora de que cada líder se vea a sí mismo como un estadista, se siente a la mesa de discusión, a la mesa de negociación, para tener un Gobierno lo más rápido posible", ha asegurado hoy el todavía presidente, Klaus Iohannis.

Su advertencia se refiere al anunció del Partido Social Demócrata (PSD), ganador de las elecciones del pasado 1 de diciembre, de salirse de las negociaciones para formar Gobierno y optar por estar en la oposición.

El líder del PSD y primer ministro en funciones, Marcel Ciolacu, justificó su decisión en la falta de entendimiento con el partido centrista USR, y dijo que los socialistas estás dispuestos a apoyar a un Ejecutivo de centro-derecha.

Sin embargo, el USR y el liberal PNL, posibles socios en ese escenario, no tendría mayoría de Gobierno.

El propio Iohannis ha advertido que en momentos de crisis, un Gobierno en minoría no es una solución, y que un bloqueo político podría fortalecer a los partidos extremistas.

De hecho, el ultranacionalista AUR, que quedó segundo en las elecciones, se ha postulado para dirigir el nuevo Ejecutivo.

Tres fuerzas de extrema derecha o ultranacionalistas lograron entrar en el Parlamento, donde suman 113 de los 331 escaños en la Cámara baja.

En total, siete partidos estarán representados en nuevo Parlamento que se constituye mañana tras las elecciones del día 1, en las que el PSD obtuvo el 23 % de los votos, seguido del ultra AUR, con el 18 %; el liberal PNL, con el 14 %; y el centrista USR, con el 12 %.

Cuatro partidos europeístas, que sumaron el 57 % de los votos, habían estado negociando desde entonces un acuerdo de Gobierno y, desde el PNL y el UDMR (minoría húngara) se ha hecho hoy un llamamiento a la calma.

El PSD y el PNL, que han gobernado en gran coalición los últimos cuatro años, sufrieron un duro varapalo electoral en las elecciones, con pérdidas de 5 y 10 puntos respectivamente respecto a las últimas elecciones.

La elevada inflación, la enquistada corrupción, el miedo por la guerra en la vecina Ucrania y la sensación de que 18 años después de la entrada en la Unión Europea no se han cumplido las promesas de modernización y crecimiento, ha generado una corriente de voto protesta que beneficia a los partidos populistas y extremistas.

Los dos grandes partidos, PSD y PNL, vieron como sus candidatos no lograron pasar, por primera vez, a la segunda vuelta electoral de las presidenciales del día 24 de noviembre, en las que se impuso inesperadamente el ultranacionalista prorruso Calin Georgescu.

Apenas 48 horas antes de la fecha de la segunda vuelta, el pasado día 8, el Tribunal Constitucional decidió sorpresivamente anular el proceso electoral, argumentando sospechas de injerencia rusa y de financiación ilegal en la campaña de Georgescu.

Aunque su mandato expira este sábado, Iohannis ya ha anunciado que seguirá en el cargo de forma interina hasta la elección del nuevo jefe del Estado, que se espera no tenga lugar hasta la próxima primavera.EFE