Crece el nerviosismo en el partido de Orbán ante el auge de su antiguo aliado Péter Magyar

La popularidad de Péter Magyar desafía al Fidesz de Viktor Orbán, mientras la oposición se fortalece y el descontento por la economía afecta la imagen del gobierno húngaro

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Marcelo Nagy

Budapest, 14 dic (EFE).- Por primera vez desde que llegó al poder de Hungría hace 14 años, el dominante partido Fidesz del primer ministro ultranacionalista Viktor Orbán, da muestras de nerviosismo mientras intenta en vano frenar el auge de su antiguo correligionario y hoy rival Péter Magyar.

En menos de un año, Magyar, de 43 años, se ha convertido en el político más popular del país centroeuropeo y su partido, Tisza, perteneciente al Partido Popular Europeo, ha relegado al segundo lugar al Fidesz en intención de voto, según los sondeos.

Aunque la formación de Orbán cuenta aún con poderosos recursos, pues ostenta dos tercios de los escaños del Parlamento, así como bastante tiempo para recurrir a ellos hasta las próximas elecciones de 2026, es indudable que está preocupado por la inesperada fuerza y rapidez con la que ha surgido el nuevo rival.

El analista Zoltán Ranschburg, del Instituto Republikon, atribuye este éxito a la confianza de buena parte del electorado en que este político podría llegar a vencer a Orbán, de 61 años, percibido hasta ahora como imbatible en las urnas.

Se añade a ello la creciente desconfianza de la población en la capacidad del Gobierno de mejorar la difícil situación económica.

"Los ciudadanos sienten el aumento de los precios de los alimentos o la pérdida del valor del forinto" y está claro que el Fidesz es incapaz de tranquilizarlos, dice a EFE Ranschburg.

Aunque la inflación ha caído hasta el 3,5 % desde un pico del 25 % en 2023, el encarecimiento es muy alto en alimentos básicos como la harina, que acumula una subida de un 40 % interanual en octubre pasado, la leche (17 %) o las verduras y frutas (12 %).

La moneda húngara, el forinto, ha perdido un 8 % de su valor frente al euro en un año.

Según Ranschburg, el régimen de Orbán comenzó a perder "el control de la narrativa política" ya en febrero, con el escándalo desatado por un indulto a un encubridor de casos de pederastia, lo que motivó a Magyar a abandonar Fidesz acusándolo de corrupción.

Poco después, en las elecciones europeas de junio, el Tisza quedó en segundo lugar con casi el 30 % de los votos, entró en el Parlamento Europeo y se integró en el PPE, la antigua familia de Fidesz.

Magyar se convirtió así en eurodiputado y en el principal líder de la oposición húngara. Y en las últimas semanas los sondeos lo colocan incluso como el favorito en la intención del voto, con hasta el 33 % y una ventaja de entre 2 y 7 puntos porcentuales sobre el partido de Orbán.

Según los analistas, los esfuerzos por desacreditar al principal rival del jefe de Gobierno mediante diversas acusaciones han tenido poco impacto hasta ahora. Por esta razón, sus seguidores están explorando nuevas estrategias, algunas de ellas bastante insólitas.

Un ejemplo se vio a principios de este mes, cuando el director de comunicaciones del Fidesz, Tamás Menczer, irrumpió en un mitin de Magyar con un discurso agresivo y provocador, llamándole "pequeño", y tratando de impedirle dirigirse a los congregados.

Menczer "hizo lo correcto", dijo Orbán después. Una aprobación que según Ranschburg revela que se trató de una "maniobra de comunicación premeditada".

Con tal actuación, el Fidesz ha descendido "al nivel de discusiones de los bares", comentó el analista Gábor Török en Facebook, tras considerar ese incidente como "un momento destacado de la historia política del país".

"No se debe desestimar el avance del Tisza. El Fidesz se ha debilitado por dentro y por fuera", admitió recientemente ante la prensa el ministro de Construcción y Transporte, János Lázár, al tiempo que llamó "traidor" a Magyar.

Mientras son cada vez más los observadores que constatan un creciente nerviosismo en el Fidesz porque no encuentra ni métodos ni armas para frenar el auge del líder de Tisza, éste habla de "pánico" en el seno del partido gubernamental.

"En el Fidesz hay pánico, sienten que esto está por terminar", dijo el político conservador en un reciente mitin tras instar a sus simpatizantes a no dejarse provocar por los seguidores de Orbán.

Según Ranschburg, quienes apoyan a Magyar son "absolutamente indiferentes" hacia las críticas y acusaciones contra su líder, ya que, sean de izquierda o de derecha, confían en él como el único "instrumento" para lograr un cambio de Gobierno.EFE