La Haya/París, 10 dic (EFE).- El grupo Stellantis quiere volver a la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) de la que se fue hace dos años, tras la reciente marcha de su exconsejero delegado, Carlos Tavares, que fue quien decidió romper con esa patronal por divergencias en la estrategia sobre el coche eléctrico.
En un comunicado publicado este martes, Stellantis justifica esta inflexión insistiendo en que la industria europea del automóvil se encuentra en "un momento crítico, con una profunda transformación en marcha" por la electrificación "con nuevas fuerzas competitivas y un entorno internacional en rápida evolución".
En ese contexto, la compañía "considera importante dialogar y desarrollar una comprensión compartida de lo que está en juego y de las formas de abordarlo juntos" y para "ACEA es la plataforma adecuada para hacerlo".
Stellantis espera que su adhesión a esta asociación, de la que decidió separarse en junio de 2022, se pueda hacer efectiva a partir del 1 de enero de 2025, a condición de que el consejo de administración de la patronal europea lo apruebe.
Jean-Philippe Imparato, director de operaciones de la empresa para Europa, insistió en el compromiso "profundo" de Stellantis con la transición hacia la electrificación, y dijo que asumen "con gran responsabilidad los retos a los que se enfrenta la industria europea del automóvil".
Sobre todo, reiteró que la ACEA "es el foro adecuado para con los otros fabricantes y partes interesadas elaborar conjuntamente una hora de ruta que respalde toda la cadena de valor".
Sus palabras cobran una significación particular teniendo en cuenta que Tavares había optado en 2022 por romper con esa asociación y lanzar su propia plataforma (Freedom Mobility Forum) para influir en las decisiones europeas.
El anterior consejero delegado lo había justificado por la voluntad de la ACEA de oponerse al fin de la venta de coches con motores de combustión a partir de 2035 en la UE.
El pasado mes de septiembre, Tavares se había vuelto a desmarcar de la patronal europea, que reclama un reajuste de la próxima etapa de las reglas sobre las normas sobre la reducción progresiva de emisiones de dióxido de carbono (conocidas por las siglas CAFE) que deben entrar en vigor el 1 de enero.
La ACEA querría que, para que los constructores no se vean penalizados por la ralentización de las ventas de coches eléctricos, la UE permitiera un cálculo plurianual de las emisiones en lugar de la regla prevista, que establece que la media el año próximo baje a 81 gramos de CO2 por kilómetro, en lugar de 95 gramos en 2024.
Stellantis hizo pública su voluntad de reintegrar la ACEA el mismo día en que oficializó con el gigante chino CATL su decisión para construir una planta de baterías para coches eléctricos en su planta de Figueruelas (Zaragoza) que debe empezar a producir de aquí a finales de 2026 y que supondrá una inversión de hasta 4.100 millones de euros. EFE
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