Luis Miguel Pascual
París, 9 dic (EFE).- El París Saint-Germain se juega buena parte de sus opciones de supervivencia europea en Salzburgo, un duelo clave para los de Luis Enrique, que lo afrontan en medio de una inquietante sequía goleadora que afecta sobre todo a sus delanteros.
El desafío del técnico español, que pasaba por sustituir los 44 goles de Kylian Mbappé por un esfuerzo colectivo, está chocando con una falta de puntería que se ha mostrado particularmente sangrante en Europa, donde solo han sumado tres goles en cinco partidos, uno de ellos en propia meta.
El equipo viaja a Austria en el puesto 25 de la clasificación de esta nueva Liga de Campeones y con una delantera de fogueo, hasta el punto de que la falta de gol se ha trasladado también al campeonato doméstico, donde encadena dos empates, ante el Nantes (1-1) y Auxerre (0-0).
El PSG domina los partidos, multiplica las ocasiones de gol pero no las concreta. En Europa, el último delantero que ha logrado un tanto para su equipo se llama Kylian Mbappé.
Los cuatro atacantes que salen con el título de delantero atraviesan un periodo complicado, justo cuando el equipo se enfrenta a la que podría ser su primera eliminación en fase de grupos en Europa desde el aterrizaje de los cataríes en 2012.
Ousmane Dembelé es el nombre con más pedriguí en el efectivo parisiense tras la salida de Mbappé y el ex jugador del Barcelona pareció responder al reto en los primeros compases de la campaña, con 4 goles en seis jornadas ligueras.
Pero levantó la voz al entrenador en el vestuario a finales de septiembre, lo que le valió quedar fuera de la convocatoria en el partido contra el Arsenal en Liga de Campeones.
Aquella noche londinense, que se saldó con una derrota por 2-0, marcó un punto de inflexión: el equipo empezó a dudar y Dembelé dejó de ser providencial. En más de dos meses solo ha conseguido un tanto.
Además, abrió una brecha en el vestuario, donde Dembelé es muy popular, lo que según algunos medios ha erosionado la autoridad de Luis Enrique, que volvió a dejarle fuera del once titular en los dos últimos partidos ligueros, después de que fuera expulsado contra el Bayern de Múnich.
Una roja que le obligará también a perderse el duelo vital en Salzburgo.
Bradley Barcola ha sentido, a sus 22 años, el peso de la presión. De ser considerado el sustituto de Mbappé por su impresionante inicio de curso, que le permite todavía hoy ser el máximo anotador del campeonato galo, a recibir duras críticas por su falta de peso en los duelos importantes.
A punto de cumplir dos años en el PSG, el ex del Lyon solo ha logrado un tanto en Europa en toda su carrera y comienza a preocupar la manera en la que se diluye en partidos de altos vuelos, en los que además de no marcar tampoco aporta su capacidad de desequilibrio que pone en jaque a las defensas adversas.
Pese a todo, no ha perdido la confianza del entrenador, ni siquiera que sus actuaciones con la selección francesa también hayan visto un bajón evidente.
Los 90 millones que el PSG pagó por Randal Kolo Muani no han influido en Luis Enrique, que lo mantiene relegado a un papel secundario, pese a que está siendo el '9' de Didier Deschamps con los 'bleus'.
El técnico ha prefiero jugar con falsos delanteros antes de que confiar en el ex del Eintracht de Frankfort, que a sus 26 años sueña ya con una salida del equipo para no poner en riesgo su estatus en la selección.
El portugués Gonçalo Ramos se pasó lesionado la primera parte de la temporada y su regreso hace un par de semanas fue descrito como el del mesías que necesitaba el club en pleno bloqueo ofensivo.
Pero el jugador, adquirido por 65 millones al Benfica la pasada campaña, no parece cumplir el papel de un 'matador' del área, como ha quedado patente en los dos últimos partidos ligueros y como apuntaba su carrera en Portugal, donde solo en su última temporada consiguió un número consecuente de goles. EFE