Moscú, 14 oct (EFE).- El Kremlin negó hoy injerencia en los asuntos internos de Moldavia en vísperas de las elecciones presidenciales y el referéndum europeísta del 20 de octubre, aunque criticó la persecución de los partidos y medios de comunicación prorrusos.
"Nosotros no interferimos en los asuntos internos de otros, pero la realidad es la realidad. Allí hay muchos partidos políticos, muchos ciudadanos, que quieren tener unas buenas relaciones con Rusia. Les niegan ese derecho", dijo Dmitri Peskov, portavoz presidencial, en su rueda de prensa telefónica diaria.
Peskov, que respondía así tanto a las acusaciones de Chisinau como de la Unión Europea, insistió en que las autoridades moldavas impiden a los prorrusos tener sus propios partidos políticos y a los medios informar sobre la marcha del proceso electoral.
Además, añadió, "a los políticos se les priva del derecho a decir que son partidarios de entablar unas buenas relaciones con Rusia".
La presidenta moldava, Maia Sandu, acusa desde hace meses a Moscú de intentar desestabilizar la situación en la antigua república soviética limítrofe con Ucrania con el fin de que ésta no ingrese en la Unión Europea (UE), sino que se acerque a la Unión Económica Eurasiática (UEE) encabezada por Rusia.
Por ese motivo, Chisinau ha restringido las visitas de altos funcionarios rusos y ha bloqueado la emisión de numerosos canales de televisión, agencias de noticias y páginas web vinculadas con la propaganda rusa.
Coincidiendo con la visita el jueves de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la policía moldava detuvo a tres activistas del bloque opositor prorruso de Pobeda (Victoria), fundado hace varios meses en Moscú y liderado por Ilon Shor, el oligarca reclamado por la Justicia moldava.
La Fiscalía denuncia que decenas de miles de votantes moldavos habrían sido pagados a través de cuentas en un banco ruso en un intento de torpedear la jornada electoral.
Recientemente, la UE alertó sobre el incremento de los ataques híbridos rusos contra Moldavia según se aproximan las presidenciales y el referendo constitucional.
Según esas acusaciones, el objetivo de Moscú sería "desbaratar los esfuerzos de Moldavia hacia la integración en la UE y empujar al país de nuevo a su esfera de influencia” y “desacreditar las políticas pro Unión Europea del Gobierno, presentando falsamente una falta de apoyo popular a la integración europea”.
Las relaciones entre Rusia y Moldavia se deterioraron considerablemente tras la llegada al poder en 2020 de la europeísta Sandu, una situación que se ha agravado tras el comienzo de la campaña militar rusa, en la que Chisinau apoyó firmemente a Kiev y acogió a cientos de miles de refugiados. EFE
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