El mordisco de un león que marcó el final para un (posible) gladiador de la era romana: “Nuestras conclusiones nos llevan a más preguntas”

Los restos de un joven de la Gran Bretaña romana hacen las veces de primera prueba física de un combate entre un humano y un animal

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Un gladiador se enfrenta contra
Un gladiador se enfrenta contra un león (Wikimedia Commons)

Hace alrededor de 1.800 años, un león victorioso clavó sus dientes en la pierna de un joven británico de la era romana, alcanzando su fémur y acabando con su vida. Siglos después, el antropólogo forense Timothy Thompson volvió a descubrir su historia a través del análisis de unos restos óseos encontrados en York, otrora - en tiempos romanos - Eboracum.

La primera prueba física de un combate entre un humano y un león en Europa

Esas marcas de mordisco felino son la primera prueba física en Europa - porque existen registros históricos - de un combate de la era romana entre un animal y un ser humano. Los expertos - de la Universidad de Mynooth, en Irlanda - han datado los restos de entre el 200 y el 300 d.C. Fueron encontrados en lo que podría haber sido un cementerio de gladiadores, según informaron los investigadores al medio Plos One.

Excavaciones anteriores permitieron determinar que la mayoría de tumbas en la zona - en el posible cementerio de gladiadores de la ciudad romana de Eboracum - contenían los cuerpos de hombres de edades comprendidas entre los 18 y los 45 años, muchos de los cuales presentaban heridas producidas en peleas violentas.

Las marcas que dejó el
Las marcas que dejó el mordisco de un león en el fémur de un joven (T.J.U. Thompson et al., PLOS ONE, 2025)

Se descubrió también, a través de sus dietas (determinadas mediante el análisis de la química ósea de los restos), que habían crecido en regiones distintas del Imperio Romano, posiblemente antes de ser capturados para los espectáculos circenses (o quizás alguno era un hombre libre, de aquellos pocos que elegían la vida del gladiador en busca de gloria o fortuna). La mayoría de ellos, además, fueron decapitados post-mórtem, lo que los expertos han atribuido a una posible práctica ritual relacionada con los entierros de gladiadores en la Gran Bretaña romana.

Las evidencias escritas y las artísticas eran hasta ahora las pruebas principales de los combates entre personas armadas y depredadores peligrosos, como leones, leopardos y tigres, en anfiteatros romanos. Los propios registros romanos describían espectáculos públicos celebrados en anfiteatros en los que animales tales despedazaban y acababan con la vida de criminales, prisioneros de guerra, y cristianos, entre otros.

Thompson y su equipo compararon imágenes digitales en 3D de las marcas de mordida en los huesos del hombre de Eboracum con algunas producidas por animales modernos - como guepardos, leones, tigres y leopardos - en los huesos de los caballos que cazan en dos parques de vida salvaje de Inglaterra. Tanto debido a su profundidad como a sus patrones, los expertos han considerado que las marcas en su fémur debieron ser producto del mordisco de un león.

En cuanto al contexto en el que se produjo dicho ataque, no queda claro si fue durante un espectáculo de combates de gladiadores o en una ejecución. De cualquier manera, lo que sí está claro es que las autoridades romanas transportaban animales salvajes desde el norte de África hasta Gran Bretaña para este tipo de eventos. De cualquier forma, según Thompson, “nuestras conclusiones abren muchas nuevas preguntas”. Los investigadores tampoco tienen muy claro todavía el lugar en que estos combates tenían lugar en Eboracum (York), ya que no se ha encontrado ninguna prueba de la presencia de un anfiteatro en la zona.